miércoles, enero 25, 2006


Un Cuentito...
Aquella noche tuve que atraer la ilusión de mis sueños.
Mis reservas de esperanza de la "a" a la "z" estaban agotadas.
Tuve que hacerlo. Los ánimos eran los propicios a causa de la agradable sensación que me produjo aquel orgasmo musical, su voz. Estaba decidida.
Durante todo el día, repasé mentalmente mis esquemas, adentrada la oscuridad cómplice, comencé con los preparativos. El ritual dio muestra de haber empezado cuando observé la intromisión de mi cuerpo en el pijama con motivos florales.
Adoptando la posición fetal, me sumergí en la dimensión inconsciente a la búsqueda de la medicina que calmaría mi ansiedad.
Él...La ilusión, estaba escondida detrás de un recuerdo de apenas horas atrás. A su lado, un amigo, que creía olvidado, metamorfoseado en champiñón, me obsequió un guiño azul.
Mediante un intercambio fugaz de pensamientos sin palabras, mi amigo, el champiñón, comprendió la necesidad que me había arrastrado al universo paralelo de mi psique, prestándose a colaborar en mi decidida entrega mística.
Por medio de una generosa invitación a calentarnos frente a una fogata, comimos caramelos, y conseguimos sacar de su escondite a la ilusión.
Esta, resultó ser tan amable como inteligente, tan positiva como indulgente, tan amigable como paciente.
Después de varios espacios de tiempo de entrañable conversación y de hartarnos de caramelos compartidos, de roces traviesos, de miradas con tiempo, la ilusión propuso ayudarme transmitiéndome su energía mediante la sonrisa, de manera que cada vez que veía la felicidad dibujada en su boca , yo, disponía de grandes dosis de AMOR para dar.
Y así, entre caramelo y caramelo, entre abrazo y abrazo, entre roce y roce, mi amigo, champiñón, y yo nos fuimos entregando al sutil calor de la fogata, al aroma intrínseco del deseo y a la intimidad propicia del amor..
Y sucedió..entre uno y otro beso, entre una y otra caricia, yo recostada sobre su tallo frondoso, el rodeando mi cinturón de pétalos y escarolas...y después..al amanecer de prisa...Nuestro pacto quedó sellado con un abrazo de color malva, con la entrega inmediata, con la travesura invitada. Mi amigo, el champiñón, me regaló su mejor sonrisa como despedida.
Un TE AMO, apenas expresado y desapareció..
Aquella mañana, desperté con la enorme felicidad que produce la entrega conciente, la conversión , la creencia de el ser pegada a la constante burla del presente..es verdad en éste mundo de sueños nunca se sabe a ciencia cierta la duración de los instantes..de nuestro instante...


Texto Publicado originalmente para:
DeContraluces
Agosto27-2005

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