domingo, enero 22, 2006


Tarde clásica...otoño mimoso...tarde de más...
La niña ha crecido, de repente la encuentro urgando entre mis cofres... brillos, perfumes, sombras de colores, los cabellos revueltos, lazos de colores, pinzas calientes, la musica a todo volumen y mi espacio invadido...
una fiesta disco la espera, ha quedado con sus amigas de encontrarse ahí, me parece reconocer en sus ojos cierto brillo que alguna vez usé de adorno..
El niño, ha crecido, se le pierden los ojos en tácticas futbolisticas, entre jerseys amontonados y piezas de armar de automoviles deportivos a escala... brinco entre tuercas y zapatos de futbol, todo el camino invadido... me parece reconocer en su sonrisa, cierto brillo que alguna vez prendió mi adolescencia...
El reloj me apuñala, salgo a trabajar, dejándo recomendaciones inútiles...
- te abrigas, no tomes nada que no esté servido delante de ti, no te pintes tanto los labios, deja levantada tu habitación, te bañas al volver del entrenamiento, lleva el celular para contactarte, ufffff-
a cada sentencia, una sonrisa y un - si, mamá- que me hace volverme a mirar al espejo para conmiserarme un poco...
El tráfico en su punto, la neblina haciendo despliegue majestuoso, la brisa constante, escarchada en un frio filoso y desbordante... la radio sonando canciones románticas...añejas...la gente en carrera loca, sin ceder el paso, ganando carril de alta velocidad sin precaución alguna, ¿ dónde están los buenos modales?... bocinas canturreando, enfrenones, arrancones... los conductores que van solos llevan un rictus amargo tras el cinturón de seguridad, los que van acompañados como si no lo fueran, ensimismados bajo el mismo frenesí por llegar a sus destinos...los transuentes van envueltos en la prisa de felpa... llevan chamarras que los hacen parecer sin forma ni estatura, apenas los ojos desnudos para librarse de las brisa que moja y astilla...me he enfrascado en un embotellamiento interminable... veo correr el tiempo... aprovecho para mirar a un hombre maduro comiéndo en un pequeño restaurant de comida casera... observo su melancolía, la mirada clavada en un guiso humeante, en la silla de al lado una chaqueta pasada de moda, lo observo con infinita nostalgía, veo en el un ritual parecido al que mi padre empleaba para tomar el tenedor y degustar su bocado... siento inmensos deseos de llorar y me contengo... cambio la vista al frente, veo venir a un hombre jóven con una nenita en brazos dormida sobre su hombro... apenas si vá abrigada, el lleva tanta ternura en esos brazos de cuna, lo miro sortear un auto que no le cede el paso, mientras tanto se está mojando e intenta cubrir a su nenita con una mano sobre su carita... pasa frente a mi, y alcanzo a mirarle... vuelvo a recordar a mi padre...
Me despierta de la melancolia el celular, la niña que está creciendo avisa que se va a la fiesta...pregunto nuevamente si va abrigada...responde que si, pero no le creo.
La tarde sigue con niebla..llueve... dejé atrás al hombre que comía y me recordó a mi padre, dejé atrás al hombre que acunaba a su nena en los brazos y que tambien me recordó a mi padre...y mañana, seguirá el otoño, arrastrando sus tardes clásicas, su neblina, su lluvia escarchada, y el recuerdo de mi padre...

Texto Publicado originalmente para:

Bitácora para Hechizados

Octubre 28-2005

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