Para morirse, sólo se necesita estar vivo.... Decía mi padre siempre que había que asistir a un funeral inesperado, y claro , uno nunca está esperándo la muerte a no ser que se encuentre en una agonía que permita a los familiares ir tomando conciencia del hecho y muchas de las veces pedir que el sufrimiento termine.
Hoy a dos años de que mi padre falleció, murió uno de sus mejores amigos, aquellos 4 que alguna vez hicieron época entre los mismos amigos, aquellos 4 inseparables que se las gastaban sólos para la charla, el dominó, las desveladas y los banquetes de mariscos, patas de cangrejo y cervezas... el primero en emprender el camino fué mi Padrino Mario, su muerte fué consecuencia de la tristeza y el abandono, a un año de haber perdido a su único hijo en un accidente automovilístico con apenas 18 años, mi padrino no se recuperó jamás, y se dejó morir, fué de las pocas ocasiones en que vi a mi padre llorar como un niño y apretar los puños con una rabia comprensible.
Después de que mi Padrino se fué, constantemente se reunían los tres restantes, nunca faltaba la música de Guadalupe Pineda en sus andanzas, "en memoria de Mario", decían.
Cuando mi Padre estuvo en UCI, 10 años después de lo de mi padrino, los unicos que pasaron a ver a mi padre fueron los dos cercanos de toda la vida, conscientes de que unicamente nos permitían estar cerca de mi padre tres veces al día, 5 minutos cada quien con reloj en mano, decidimos a fuerza de egoísmo, ceder mi hermana y yo nuestros turnos para Antolín y Peña, los dos inseparables. Peña entró y salió a los 5 minutos bañado en lágrimas, no dijo nada, ni siquiera se despidió, asi como salió de la Unidad de Cuidados Intensivos , se dirigió a la puerta de salida y nos dejó sumidos en una tristeza asfixiante... el siguiente turno, el de las 8 de la noche le tocaba a Antolín, asi que haciendo tripas el corazón, esperamos a que el pasara a ver a mi padre, sabiámos que no habría conversación, mi papá se encontraba bajo un sedante hipnótico, en el que nos aseguraban que no sufría ni se angustiaba, sin embargo, siempre que alguno de nosotros estaba cerca de él, los signos vitales de mi padre bailaban desesperados en esa maquina fluorecente.
Antolín llegó puntual a su visita, se notaba ansioso y sumamente conmovido, sabiámos que si mi padre tenía secretos o algo que le preocupara en ese momento sería él quien lo sabría sin necesidad de diálogo. Antolín no salió a los 5 minutos, no sabemos como hizo para permanecer con mi padre casi 9 minutos sin que lo sacaran a empujones los "amables y humanos" vigilantes de UCI.
Cuando salió, se sentó a un lado de mi madre y dijo:
" el ya no tiene miedo.... ahora el que se caga de miedo soy yo.." rompiéndo a llorar como un niño y murmurando con una impotencia aniquilante " mi amigo, mi amigo..."
El vivía a una cuadra de la casa de mis padres, así que el que se levantaba de mañana primero, salía a su terraza y hacía un silbido característico, el otro salía a responder con el mismo silbido y cada uno a sus quehaceres... según Antolín, desde que mi Padre había muerto, no había dejado de despertar con su silbido, él aseguraba que mi padre seguía despertándole de madrugada, lo decía tan convencido que incluso a veces parecía un reclamo. Y nada, que anoche a las 10:30 pm. Antolín emprendió el encuentro con sus otros dos inseparables... así de inmediato e inesperado todo...
Peña hoy lloraba como un chiquillo, se sentó solo, apartado de la gente, tenía sus manos entrelazadas y se notaba una inmensa tristeza en su rostro. Sus tres amigos de toda la vida se le han adelantado, pues...
A mi se me antoja pensar que ahora estan juntos, sentados al rededor de una mesa llena de patas de cangrejo, un dominó y sus cervezas en filita... Me gusta imaginar que Mario y mi Padre se han vestido de gala y han caminado a su encuentro, mi padre le ha mostrado el camino con un silbido y Mario ha tarareado la canción de la Pineda, le han extendido la mano para ayudarlo a cruzar aquel umbral que yo imagino no deberá ser oscuro...se han fundido en un abrazo y ahora mismo Antolín los pone al tanto de lo que ha sucedido...
No sé, si esto fuera posible, no sé si algún día de verdad nos vamos a encontrar nuevamente con los que amamos y se han adelantado en el camino, pero quisiera pensar que en este momento, mientras unos lloramos las ausencias, otros celebran los re-encuentros...
Descansa en Paz, Antolín..