Segundo Aire...

Hoy celebro XV años de haber vuelto a nacer…
Conforme pasan los años, valoro más la oportunidad que la vida me ha concedido, pero sobre todo, valoro más la existencia de aquellas personas que están en el mundo para cumplir con aquellas misiones que traemos desde que nacemos.
Trataré de ser breve , porque como comprenderán está llena de situaciones que ameritan un post kilométrico, así que haré una pequeña semblanza.
Agosto del 92. Con casi un año de casados, decidimos tener a nuestro primer hijo. Acudimos al ginecólogo para hacernos estudios y tener certeza de buen estado de salud. El médico, que en ese momento ostentaba gran prestigio, ordena estudios y concluye que yo no estaba ovulando, así que debería someterme a un tratamiento para el caso y poder embarazarme. Accedimos. 15 días después volvimos ya con el tratamiento iniciado y nuevos estudios clínicos. Para sorpresa, estaba embarazada. En ese momento no dimos importancia al dato, los resultados indicaban 3 semanas de embarazo, y yo había cumplido ya dos semanas con el tratamiento ovulatorio.
Conforme pasaban los días yo me llenaba de esperanza y de molestias, un dolor constante en el vientre del lado derecho no me dejaba tranquila, nauseas y fiebres en la noche, el medico aseguraba que no era nada de cuidado. Me vitamina.
12 de Octubre. Despierto en la madrugada con mucha fiebre, nauseas y un cólico intenso.
El médico ordena un ultrasonido. No hay bebé. Al parecer un aborto espontáneo ha interrumpido el sueño. Me practican un legrado para evitar infecciones.
Devastados, contrariados, rebeldes, volvemos a casa envueltos en mil preguntas sin respuesta.
Continúan mis malestares, ésta vez acompañados de un sangrado que no para, me duele cada vez más el vientre del lado derecho. Siguen las fiebres por la noche, cansancio extremo, sueño. El medico insistía que todo estaba bien. Decidimos pedir otra opinión.
13 de Noviembre 1992. Seguía con el sangrado y el dolor, viajamos a la ciudad de México a ver a un afamadísimo Ginecólogo. Después de pagarle una buena suma de dinero por la consulta y tener un panorama alentador “ Usted esta en perfecto estado para concebir en el momento que lo dedica, su matriz está excelente, olvídense de ésta mala experiencia, el sangrado parará, es cuestión de recuperarse, tome estas vitaminas y el dolor abdominal cederá, seguramente es intestinal…” .

Salimos renovados, contentos, pero yo con el mismo dolor y el mismo sangrado. Decidimos ir al centro histórico de la cd de México a dar un paseo antes de regresar a nuestra casa.
En el trayecto comencé a sentirme muy inquieta, una sensación inexplicable me ahogaba, me sentía mareada y con muchas ganas de ir al baño.
Bajamos en una avenida del centro para entrar a “Liverpool” y pudiera entrar al baño. Justo al cruzar la calle un dolor intenso me dobló… entré al baño mientras mi esposo me pedía un te de hierbas para tranquilizarme, me temblaban las manos, trataba de desvestirme cuando alcancé a ver como me escurría sangre por entre las piernas, mucha sangre, tanta que me aterroricé, no estaba orinando, estaba sangrando…salí del baño, llorando, le dije a mi esposo lo que pasaba, mi esposo llamó al medico que una hora antes nos había dicho que todo estaba bien, el medico le dijo que era normal pues estaba yo saliendo de un legrado, el viaje, la revisión, que me tomara una pastilla y si no paraba el sangrado me llevara a un hospital, el no podía verme pues tenia un evento familiar.
Nos disponíamos a salir del restaurante a buscar un hospital cuando una mujer, que se encontraba cerca, vestida de blanco, se levantó y me dijo:

“ Te sientes mal verdad? Mira…” dijo señalando el suelo…un enorme charco de sangre estaba en mis pies…
Miró a mi marido y le dijo: “ Llévate a esta niña inmediatamente por que se te está muriendo, aquí, a dos cuadras está el hospital de Jesús, no hay nada más cerca, apenas tendrás tiempo de llegar, vete ya por que se te muere…”
Mi marido como pudo me sacó del restaurante, mientras esperábamos el auto me desplomé.
Mientras trataban de reanimarme me subieron al auto y una patrulla de vialidad abrió paso en sentido contrario para el hospital. En el trayecto yo sentía adormecidas las manos, el dolor intenso generalizado, mi esposo me decía: “ No cierres los ojos, respira, ya vamos al hospital, no cierres los ojos, háblame, dime cualquier cosa, no dejes de hablarme!”.. A mi los ojos se me cerraban solos, balbuceaba, trataba de hacer lo que mi esposo me decía, pero no podía, estaba aterrada.
Entramos a la sala de urgencias a las 14:00 hrs, trataron de estabilizarme, no encontraban las venas, comenzaba a tener convulsiones, entre sueños recuerdo que me buscaban una vena para canalizarme mientras decían que se me reventaban, que estaban contraídas, perdía temperatura, por fin sentí un pinchazo en el cuello, encontraron ahí como canalizarme, la palabra shock la repetían constantemente, llegaban médicos a verme y le hacían preguntas a mi esposo, nadie hacia más que ir y venir especulando, yo entre sueños recuerdo que les rogaba que no me dejaran morir, que estaba recién casada, que no pensaba dejar a mi esposo, cada vez que me movían de la cama me desmayaba, volvía en si y me encontraba con mi marido al lado mío pálido y aterrado, medio sonreía para decirme “ Aguanta, aguanta” yo le respondía: “No dejes que me muera, No permitas que me muera” cerca de las 5 de la tarde apareció un hombrecito chiquitito vestido de blanco.
Le hizo unas cuantas preguntas a mi esposo y lo llamó a un consultorio:
“ Mira, según yo, tu esposa trae un embarazo ectópico, que ha estallado, lo que le ha provocado una perinotinis, pero no es seguro, lo cierto es que hay sangre adentro y hay que abrir para saber donde y por que… tienes que firmar esta responsiva, pues será una cirugía delicada, ha perdido mucha sangre...”

Mi esposo aterrado y con 23 años firmó.
Había que hacerme un último estudio. Abrí los ojos frente a una lámpara enorme, dos médicos me pedían que me pusiera de lado para tomar una ultima placa, les dije que no podía, que no tenia fuerzas, dijeron que me ayudarían ellos, que sería muy rápido, me trataron de girar cuando sentí un frío envolviéndome por completo… me vi en una secuencia de imágenes que aun mantengo fresquísimas en la memoria, me vi jugando con mis hermanos, con mi vestido de novia, con una pelota de colores y una imagen donde estaba como de unos 3 años, un vestido amarillo, sentada sobre las piernas de mi papá, mirándole a la cara, mi padre estaba inflando un enorme globo de color naranja, inflaba e inflaba y yo aplaudía emocionadísima, sonriente, el globo estalló en mi cara y yo abrí los ojos. Un hombre estaba casi encima de mi desesperado, tenía unas planchas metálicas en las manos , cuando me miró gritó: la tengo! La tengo!
Estaba pálido, sudando, con la mirada desorbitada.
Le dije: “ Me estoy muriendo, hagan algo por favor!!”
Al día siguiente desperté rodeada de mi familia, todos tenían un semblante desolador, comenzando por mi marido.
Me informaron que había estado al borde de la muerte, un embarazo extrauterino de 12 semanas me había estallado destruyendo mi trompa y ovario derechos, ocasionando una hemorragia interna muy importante que me llevó a un paro respiratorio de casi dos minutos, habían tenido que quitar los restos de ambos órganos destruidos, limpiar muy bien restos de sangre y adherencias, hacer una laparotomía exploratoria con una herida de 35 puntadas. Pero estaba viva. Y eso era lo importante.
No comprendíamos la dimensión de las cosas, a mi lo único que me entristecía era no poder tener a ese bebe que tanto añorábamos.
Una de las enfermeras me lo confirmó. “No, no creo que puedas tener hijos, que lamentable…”
Mientras lloraba desconsoladamente llegó el Ginecólogo que me salvó la vida, El Dr. Víctor Camacho Félix. “Tu no debes preocuparte por eso ahora, mira… te doy mi palabra de que en menos de un año, tu tendrás a tu bebe en brazos…” dijo mientras me apretaba la mano en señal angelical.
Mientras me recuperaba en el hospital le preguntaba a mi madre porque razón no había muerto… cual era la misión de mi vida que me había permitido quedarme por más tiempo…
Mi madre con esa dulzura que la acompaña dijo:
“Ah! Pues tener a tus hijos, ser muy feliz y hacer felices a los que te queremos…”
Me gustó esa sentencia, y me abandoné a ella confiadamente. Hoy día me sigo preguntando cual es esa misión que me permitió vivir, cuanto de esa misión he cumplido y cuanto me falta por cumplir…
Ese evento me transformó la vida, aprendí a disfrutarme, a exprimirme, a agotarme, muchas de las virtudes que antes conocía sin ejercer se volvieron prioridades en mi vida, le encontré un valor supremo a la vida, a cada segundo, a todas aquellas personas que existen en nuestro camino y dejan huellas trascendentales sin siquiera saberlo.
Antes de cumplirse el año de aquel evento, dos días antes para ser exacta, el 11 de Noviembre del 93, tenía en mis brazos a la niña de mis ojos. Y el 30 de Junio del 95 a mi niño campeón.
Cada año, cada 13 de Noviembre, desde entonces, agradezco a Dios haberme permitido llegar hasta el Hospital de Jesús (que tiene su historia aparte), haber tenido esa experiencia para valorar y saborear la vida con la grandeza de un instante. Haber tenido la oportunidad de vivir me consolidó como ser humano y me compromete a vivir en virtudes y gratitud eterna.
Hoy, 13 de Noviembre, de hace 15 años, volví a nacer.
Y Hoy nuevamente agradezco a Dios y al Dr Camacho su presencia.