He despertado con la madrugada pegada a mi espalda...
con un sol que se olvidó de su horario,
y una luna parrandera que olvidó su wonder bra en la parranda.

Desperté con tus caricias sobre la mesita donde una lámpara reclama luz desde hace no se que tiempo, donde un vaso vacío se muere de sed, donde una pelusita de reclamos se confunde con el cedro que una vez sostuvo mis manos mientras tu lengua recorría ésta misma espalda que hoy carga una madrugada extraviada...

Desperté y sin abrir los ojos, acurruqué entre mis ganas de seguir durmiendo tu voz que es caricia que me estremece, acuné entre remilgos tu sonrisa suavecita que se desborda en esa carcajada que me contagia, apreté entre mis piernas, el instinto retador que me provoca cuando te haces el dormido y tu sexo te descubre tan despierto como el deseo...

Desperté y fingí no estar despierta, te retuve en la boca mientras con mi lengua te hice piruetas hasta sentir tu vértigo, te dejé resbalar por mi garganta al tiempo que dejé que mis pechos se volvieran flechas de cupido neonato, te sentí en mi vientre bailando un vals arrebatado sin ritmo ni pentagrama...

Más después, abrí los ojos, recogí tus caricias desperdigadas de la mesita, les peiné los besos que tenían pegados, las exprimí en el vaso que se llenó de ansias, y las coloqué estrujadas en el lugar de la bombilla ausente que mantenía a oscuras mis despertares domingueros...

Me miré al espejo y no estaba ya la madrugada en mi espalda, tampoco el sol sin su horario estricto, sólo encontré el wonder bra de la luna parrandera junto a la fotografía de tu sonrisa que escondo bajo mi almohada,

y un leve rastro de tu aroma, escurriéndome por la entrepierna...