Sigo creyendo en el camino azzul que me inventé en tu boca, en el instante redondo que se suspendía en el tiempo cuando nos mirábamos a los ojos, en la emoción infinita de rozarnos la piel, en el brevísimo y eterno segundo en que nuestras almas se hacían una y atravesaban el cosmos en un "para siempre"....
Sigo creyendo en la aventura que nos puso frente a frente, en la cabal razón de amarnos por correspondencia, en el ahora que me persigue y en el ayer que me permanece...
Sigo confiando en la transparencia de los mañanas, en los lunes interminables, en los versos con tu nombre, en la inmensidad del mar...
Y conforme pasan los silencios, el ruido que te persigue, la razón de tu exilio y el final de ésta historia, me tambaleo, me asusto, me desespero, me reclamo, me acuso, me derrumbo...
Cierro oídos a lo que los externos me dicen, cierro los ojos a lo que el convenio de los estilos marca en la moral caduca, aprieto mi desolación contra mi sonrisa cotidiana y confío...
Porque creo que hay demonios con carita de ángel, porque escuchar lo que otros dicen, a veces significa ir en contra de la emoción, porque nadie que ha vivido un amor como éste puede comprender lo verdadero...
Y aquí estoy, esperando serena y tranquilamente a que el siguiente paso dado sea el que me rescate, el que me lleve a tierra prometida y me atraviese el alma en un olvido definitivo o en un "contigo para siempre".
Mis pasos siguen buscando tu abrazo...
Mi corazón sigue añorando tu amor...
Mi templo, sigue siendo tuyo...

Aunque tu amor ya no sea mío.

ni estés más conmigo...