el crepitar de tus ojos distraídos,
la voz de tus reclamos en cada despedida,
el mohín de indiferencia ante mis caprichos.
Puedo mandar a callar la urgencia de llamarte,
el instinto parrandero que me antoja tu sonrisa,
el temblor cascabelero que me hacen tus caricias,
la humedad que me deja recordarte.
Puedo hacer que no me importa lo que hagas,
fingir sonrisas, esquivar miradas, invocar olvidos,
cambiar la rutina que me lleva a tus brazos,
mudar el tiempo de la espera por el hoy sin tu presencia...
Lo que NO puedo...( y que lo sepas...)
es resistirme al tamaño exacto del amor con que me arropas.