En el rastro de tus huellas dejas el delirio de tu ausencia, hormigueo infame que me persigue amenazante, vértigo indecente que me provoca recordarte, sentencias perpetuas, silencios cóncavos, reclamos fantoches, pretextos geométricos...
En el eco de tus manos te llevas mi presencia, el tamaño de mis pecados que me hacen santa, la hendidura de mis planicies, mi sonrisa bautizada, mil espasmos tartamudos, exilios disfrazados, el aroma de mis años, el verso que aún no escribo, y mis puntos suspensivos...
Me voy desprendiendo de cada uno de tus besos, 
Conservo en mis relieves la sombra de tus besos, 
Te llevo en mis contornos unido a mis cadencias,
decía:
