Y así, después de los nervios por fin llegó el día... listos y emocionados nos disponiámos a la aventura, hace 15 años ese mismo escenario había sido el de mi luna de Miel, lo facinante era que mi regreso a Florida era ahora con mis dos hijos y el resto de mi familia.

La llegada fue de sueño, el hotel que se encontraba situado dentro de los territorios del consorcio Walt Disney Word y tenía todos los motivos de fantasía y la comodidad de poder ingresar a los centros de atracciones tantas veces como quisieramos.

Llegamos el Sábado a eso de las 17:00 horas, con la energía por delante, así que nos dispusimos para recorrer el Downtown Disney, en donde los aparadores, las luces de colores, las callejuelas cargadas de mercadotécnia y la multitud caminando en todos sentidos con la infancia desbordando te dan la bienvenida...Volvimos al hotel a las 12:00 de la noche, cansados de tanto mirar, pero con fuerzas para el siguiente día y pisar Magic Kingdom en dónde nos esperaba la Cenicienta, Micky, Blanca Nieves, y bla bla bla...

y la niñez salió de entre las ropas para envolvernos...

Y las fotos nocturnas que son por demás románticas y elocuentes ya no quieren pegarse a ésta sinópsis...

Ya seguiré con el resto de las relevancias.