la caricia redonda e interminable,
la sutil fragancia del después...
Busco al sur de mi ombligo...
donde me permaneces...
Aún...
Amigos, les invito a leer a Hilaria...

Mordí el infinito de tu esencia, -tu dulce me permanece-
Un día Manuela despertó con la sensación de haberse muerto por fuera.Se miró al espejo y se horrorizó al ver que sus ojos que antes eran del color del atardecer , se habían vuelto completamente blancos, que su boca estaba seca y amarilla, que el resto de su cuerpo, incluyendo el ombligo tenían el aspecto de un muerto.