
Vuelvo a caer en un abismo de contradicciones,
a envolverme en dudas y extravíos,
a sentir que pierdo una batalla inútil e inexistente,
a cuestionarme limites, razones, intención.
Me he perdido de mis hadas, de mis ángeles, de mi instinto,
me he alejado de mi valle encantado, del renglón con la metáfora perfecta,
del cuaderno lleno de memorias y pendientes, de la razón que me habitaba.
Me detuve en el intento, por el derecho que me daba la querencia,
por la necedad de querer conservar ese suspiro neonato,
porque si y porque me creí suficiente y también necesaria.
Pero después de un tiempo, después de haber derrotado mi esencia,
después de haber permitido la invasión de un mal de amores,
después de haber sacrificado el más sencillo motivo de mi sonrisa,
después de haber dado la espalda a mi esencia pura y a mi realidad, me encuentro con el camino truncado, con la respuesta en cascada, con la fuerza de retomar mi rumbo, mi Yo.
Siempre llega un momento en que las decisiones se hacen tan necesarias como definitivas,
la elección del mañana depende únicamente de lo que nos habita el alma, de lo que nos hace más grandes, más sabios, más felices...
El siguiente paso tendrá que llevar el impulso suficiente para no volver la vista atrás, la convicción de creer en aquel destino que siempre te ilusiona, pero sobre todo en ese austero instante en que por el simple hecho de saberte viva, vences al recuerdo y la desolación.
No hay amor que no se haya sanado con unas cuantas lágrimas, ni recuerdo que termine empolvado en la memoria...
Recupero el control de mis emociones y el tamaño de mi amor, me declaro libre y feliz!
a envolverme en dudas y extravíos,
a sentir que pierdo una batalla inútil e inexistente,
a cuestionarme limites, razones, intención.
Me he perdido de mis hadas, de mis ángeles, de mi instinto,
me he alejado de mi valle encantado, del renglón con la metáfora perfecta,
del cuaderno lleno de memorias y pendientes, de la razón que me habitaba.
Me detuve en el intento, por el derecho que me daba la querencia,
por la necedad de querer conservar ese suspiro neonato,
porque si y porque me creí suficiente y también necesaria.
Pero después de un tiempo, después de haber derrotado mi esencia,
después de haber permitido la invasión de un mal de amores,
después de haber sacrificado el más sencillo motivo de mi sonrisa,
después de haber dado la espalda a mi esencia pura y a mi realidad, me encuentro con el camino truncado, con la respuesta en cascada, con la fuerza de retomar mi rumbo, mi Yo.
Siempre llega un momento en que las decisiones se hacen tan necesarias como definitivas,
la elección del mañana depende únicamente de lo que nos habita el alma, de lo que nos hace más grandes, más sabios, más felices...
El siguiente paso tendrá que llevar el impulso suficiente para no volver la vista atrás, la convicción de creer en aquel destino que siempre te ilusiona, pero sobre todo en ese austero instante en que por el simple hecho de saberte viva, vences al recuerdo y la desolación.
No hay amor que no se haya sanado con unas cuantas lágrimas, ni recuerdo que termine empolvado en la memoria...
Recupero el control de mis emociones y el tamaño de mi amor, me declaro libre y feliz!
Adiós amor desamorado... que en la otra vida... seas feliz sin mi.
Porque en lo que te queda de ésta...