
Mientras lo escuchaba hablar dejé que su puntería de acero diera justo en el blanco de mis debilidades....
cuantas mas palabras disparó, mas amenazada me fui sintiéndo, hasta el punto de sentir la fragilidad derramarse por mis costillas, no cerré los ojos, no, por que quería disfrutar aquel filo plateado girar haciendo vuelteretas, dar dos giros al rededor de mi cintura para subir centimetros por mi abdomen y clavarse entre la 4 y 5 costilla... así saber que no había podido dar en el centro de mi pecho.... pero, mientras hablaba, afilaba cuchillo en mano, yo suplicaba para mis adentros, "no dejes de mirarme a los ojos, no te distraígas, fija bien el blanco de tu siguiente tiro, no sea que en un parpadeo falles puntería y me destroces el corazón con un equívoco....
No mires mi escote... no mires mis labios, no mires las lagrimas que se asoman, tampoco mires el movimiento de mis dedos de las manos, menos de los pies... mucho menos intentes asomarte en mis pensamientos, mis emociones y mis miedos..."
Pero de pronto, algo increible comenzó a suceder...
aquellas palabras en forma de puñales salían lanzadas con fuerza, con un brillo en las orillas que cortaban el aire y las pocas particulas de serenidad que mi respiración soltaba...pero al llegar a mi se reblandecían como si se trataran de espejismos, nada, nada de aquel filo me tocaba, perdían fuerza, credibilidad, dolor y veneno, a pesar de ello, se me clavaban en los poros, se iban sumiendo en cada espacio al que eran dirigidos... con esa puntería aprendida con el paso de los años y la repetición constante del " ensayo y error"...
No cerré los ojos, tampoco abri mis labios para no dejar que se fijara en ellos y decidiera clavarles una palabra con doble filo , me mantuve quieta, con apenas la respiración necesaria para avisarle que aun estaba viva...
cuando no tenía mas acero cortante que lanzar, y ya cansado de los brazos, los ojos, la ceja arqueada y los puños al revés, quedó en silencio....
Yo, sin moverme, con apenas una leve sonrisa de supervivencia , le miré,
entonces, sin mas que perder dió dos pasos adelante.... ganando distancia y cercanía...
sacó de entre sus ropas el último de sus recursos....
me estremecí...
sin dejar de mirarme, entera, escote, ojos, manos, dedos, ombligo y lengua...
lanzó con fuerza un destello plata y ocre...
certero...
inmediato...
mortal...
cerré los ojos...
y me dejé besar....