viernes, enero 20, 2006


Esta vez no había forma de disimular, la elegancia y las buenas costumbres no tenían sitio para el momento, aquellas gafas que ocultaban unos ojos, que después, con el paso de los años, serían la lámpara de mis noches mas oscuras, debían pasar a ser parte de mis cachibaches en el cajón de los maquillajes, junto con las pestañaz de domingo.No había mas protocolo, unicamente un dialogo corto y cortés y los clasicos saludos de quienes, argonómicamente, se conocen y presentan.
- Mucho gusto- dijo
- Encantada- Respondí con una sonrisa nunca antes ensayada.
El resto, no sé con presición cómo sucedió, quien permitió a quien tomarse el atrevimiento del asalto, la cuestión es; que cuando he de evocar aquellos instantes, lo primero que viene a mi mente es, haberme secado la entrepierna con un sin fin de plegarias de perdón.
He llegado a pensar que de no haber sido por aquellas gafas oscuras, habría tendo tiempo y oportunidad para huír de aquel embrujo, sin embargo, cada ocasión que abro el cajón de los maquillajes, y las miro, recuerdo aquellas plegarias, y se me antoja el pecado.


Texto Publicado originalmente para:
DeContraluces
Julio 29-2005

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