viernes, enero 20, 2006


Es la hora y el día que no encuentro esa pacesilla que suele tibiarme las entrañas, algo extraño viene sucediéndo en mi que me hace mirarme al espejo y encontrarme espantosamente avejentada, por mas que estreno un rimel, una crema de diseñador y un saldo a favor en mis créditos, sigo sintiéndome: gris.Hoy he ido a cortarme el cabello, entrar a esa sala de belleza donde había unas 10 mujeres en todas las poses imaginadas, me hizo sentir como una " vieja" con urgencia de la requerida"manita de gato"... No pude evitar compararme con dos de las que estaban ahí, compañeras de universidad, con las que definitivamente, el tiempo ha sido mas agresivo, me animé, pensando, "yo no tengo esas canas... ni tampoco tengo esas lonjas....mucho menos los zurcos de la barba a la frente en diagonales... - sonreí-"
Cuando tocó mi turno, me lavaron el cabello, y fue sentir las manos de aquel insignificante hombrecillo con cabellos obscuros y puntas amarillentas sobre mi craneo que no pude evitar cerrar los ojos apretadamente y contener la respiración... frotó mi craneo con la yema de sus dedos de forma obsena e indecente, y yo, entre la sensación de relax y sosiego, inicié una batalla con un hormigueo que se me instaló justo en la vertebra lumbar- lo que me faltaba!- pensé, ahora resulta que las manos de este medio puto me despierte la entrepierna.El, amablemente y en silencio, frotaba y frotaba con cremas perfumadas, y se dió el tiempo necesario para seguramente, sentirme disfrutar- a ojos cerrados- de mi promíscua imaginación. a ustedes no puedo mentirles... a esas manos les puse un rostro extranjero.de todos modos y con nuevo corte.sigo viéndome infelizmente vieja.
Foto: Monet.

Texto Publicado originalmente para:
De Ángeles y Demonios
Septiembre 15-2005

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